Los galardonados de los últimos años, Barack Obama y la U.E, parecen mostrar una tendencia de la organización a cambiar la razón principal del premio; de inicialmente reconocer las acciones ya realizadas, a estimular acciones futuras en pro de la paz.
Algunos
otros, en quienes me incluyo, opinamos que el premio más que un reconocimiento
a la unión europea como órgano burocrático de Bruselas, representa un galardón para los millones de ciudadanos europeos que contribuyen de alguna manera a la paz del
mundo.
En
el tema de la ayuda al desarrollo y la generación de la paz, hay muchos puntos
que discutir; si la ayuda es condicionada o no, si la mejor ayuda serían
mercados más justos, políticas macro económicas más igualitarias, condonación
de la deuda externa, por mencionar tan solo algunos temas críticos.
Lo
cierto es que quienes trabajamos en proyectos sociales con recursos de la
cooperación internacional, evidenciamos el gran aporte que brindan los recursos
externos para nuestros países en desarrollo. Aunque la ayuda no es suficiente,
son valiosos los recursos financieros,
humanos y tecnológicos, provenientes de la cooperación europea; ya sea de organismos multilaterales, convenios bilaterales,
de las ONG o de filántropos independientes.
Por mi parte, considero que este premio de la paz es para los miles de cooperantes europeos
que trabajan de manera voluntaria en todo el mundo. Aquellos que arriesgan su
vida en los países en conflicto armado, los que dejan todo para trabajar por la
meta de tener un mundo más igualitario y en paz. Muchos anónimos para el mundo,
han perdido sus vidas por este sueño, en su memoria este Premio Nobel de la Paz.
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Liliana